Como artista digital de Brooklyn, descubrí que los juegos no tratan de ganar, sino de silenciar: cada clic es una elección, cada algoritmo, una huella emocional. El fracaso no es un error, es un archivo de humanidad.

Como desarrollador de juegos, he descubierto que los tragaperras online no son solo entretenimiento: son rituales digitales donde el azar y el deseo se entrelazan. Exploro cómo la psicología, el diseño y el RTP moldean nuestra relación con la suerte. No es ganar lo que importa, sino lo que creemos cuando giran los carretes.