Como desarrollador de juegos con formación en MIT, transformo las tragamachines en experiencias neuroestéticas. Cada giro es una coreografía, no suerte: el brillo de Starlight es la verdadera recompensa.

Como neurocientífico de Londres con formación en MIT, redefiní las máquinas tragamapas como experiencias inmersivas de VR, no como juego. Cada giro es una pieza escénica, los wilds y scatters son elementos artísticos guiados por la física neural.

Como neurocientífico de Londres, reinterpreto las tragapuestas como experiencias inmersivas de VR, donde cada giro es una sinfonía de luz y lógica. Olvida la suerte: aquí el azar es arte.